Durante los meses veraniegos, la Comarca del Bajo Aragón se convierte en territorio a explorar. Los cazadores de imágenes, recorren el territorio con ojos de descubridor. Buscan el rincón nunca registrado, reparan en los enfoques más sorprendentes o se topan con la estampa más inesperada. Las miradas originales siempre consiguen algo nuevo: muestran lo que para casi todos permanecía oculto, inventan significados o suman posibilidades nunca antes imaginadas.
Para disparar una buena fotografía es importante encontrar el lugar ideal. ¡Cuántas buenas imágenes habremos perdido por no reparar en el mejor escenario! En la Comarca del Bajo Aragón existen muchos espacios en los que lograr “piezas” excelentes para ganar un safari fotográfico y, entre todos ellos, destacan los imprescindibles. Son los decorados fundamentales para definir al territorio, donde la conjunción de factores aseguran que una imagen registrada tiene muchas posibilidades de ser impresionante. O, al menos, única.
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Los miradores. En el Bajo Aragón turolense existen una serie de puntos que ofrecen la posibilidad de observar las mejores panorámicas. La explanada del Castillo Calatravo en Alcañiz, las ermitas de Valdealgorfa, Belmonte de San José, Castelserás o La Codoñera, la Peña San Juan en Alcorisa o la calle Eras Altas de La Ginebrosa son algunos de esos balcones naturales. A los pies de los miradores quedan las vistas más impresionantes, que permiten conocer los ecosistemas que configuran nuestro paisaje: las áreas esteparias, los bosques mediterráneos o las zonas de transición a la montaña que colorean la superficie de diversas tonalidades.
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Cumbres. Si sois de llegar hasta lo más alto, si os gustan las vistas de pájaro y un mirador os sabe a poco, probad con nuestras cumbres. La más conocida está en el Cerro Tolocha de Calanda, un lugar de ascendencia mágica donde cuentan que se esparcieron las cenizas del cineasta Luis Buñuel. Desde sus 790 metros de altura se divisa el valle del río Guadalope, con el pantano de Calanda a los pies, y muchos de los municipios que conforman la Comarca del Bajo Aragón. El destino de mayor altura, a 1.038 metros, es el Morrón de Viñas, que se alcanza recorriendo un precioso paisaje con árboles monumentales o construcciones medievales entre Alcorisa y Berge. Y también destaca el Castellar, en el término municipal de Jaganta, donde se disfruta de vistas impresionantes a la Sierra de los Caballos y al valle del Guadalope.
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Cauces de los ríos. Por la Comarca del Bajo Aragón discurren los cauces de cuatro ríos que han modelado el paisaje durante miles de años. Son el Mezquín, el Guadalopillo, el Bergantes y el que acaba recibiendo a estos tres, el Guadalope. La fuerza de las aguas ha rasgado la roca y los sedimentos que transportados han sido el origen de grandes vegas cultivables. Siguiendo el camino que marcan los ríos, contemplaremos impresionantes paredes petreas, caprichosas esculturas naturales, puentes con historia o bosques de álamos que se transforman con el paso de las estaciones. Y, por supuesto, el agua en sus distintas expresiones: embravecida, precipitándose en cascada, sorteando todo tipo de obstáculos o en la más absoluta calma, como un cristal que abre el mundo subacuático o un espejo en el que verse reflejado.
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Embalses. El agua casi siempre trae mucho bien. Por eso, para no dejarla escapar al ritmo que impone la naturaleza, se crearon las presas. Las construcciones humanas propiciaron que el territorio bajoaragonés cuente hoy con cuatro grandes extensiones de agua que definen el paisaje. El embalse de Calanda, el de Gallipuén y la Estanca y el Civán, en Alcañiz, se convierten en excelentes escenarios donde fotografiar. Allí es posible capturar los mejores reflejos, crear preciosos contrastes con los elementos de alrededor, inmortalizar los momentos de ocio en todo tipo de actividades o hallar a los generalmente esquivos animales salvajes cuando se acercan a la orilla para beber o refrescarse.
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Calles de piedra y forja. Los núcleos de las 20 localidades que conforman la Comarca del Bajo Aragón guardan sorpresas en forma de curiosos rincones. Nos gustan porque son bonitos, porque impresionan, por lo bien cuidados que están o porque atesoran detalles que consiguen llamar nuestra atención. No nos equivocamos al decir que cualquier municipio del territorio puede ser objeto de buenas fotografías. Pero, entre todos, llaman especialmente la atención aquellos espacios en los que la monumentalidad se viste con sillares de piedra arenisca. Los edificios presumen de antigüedad y de importancia. Los trabajos con cincel se completan con los de la forja en preciosas expresiones de metal. Los mejores ejemplos de esta belleza están en las calles de Belmonte de San José, pero también hay mucho que mirar en Cañada de Verich, La Cerollera o La Ginebrosa.
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Casas consistoriales. Son el símbolo del poder civil. Con su diseño y construcción, los vecinos de cada una de las poblaciones bajoaragonesas reflejaban su relevancia. Por eso se lo tomaron tan en serio y hoy las vemos, en muchos casos, como verdaderos tesoros. La mirada a las casas consistoriales suele ser siempre acertada. De hecho, suelen considerarse imágenes de referencia. Así ocurre en Alcañiz, donde el ayuntamiento es uno de los más bellos ejemplos de construcción renacentista y conforma una preciosa estampa junto a la lonja gótica. De ese tiempo son también otras casas consistoriales de planta similar, construídas con piedra sillar y lonja, como las de Torrecilla de Alcañiz, La Codoñera o Valdealgorfa. Es también singular, por el espacio irregular en el que se asienta y la imagen que configura con la iglesia, el ayuntamiento de La Mata de los Olmos.
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Fuentes. Es un clásico de la fotografía. Con una cámara en la mano e intenciones creativas, pocos se resisten al típico chorro de agua en escorzo o la grifería decorativa en primer plano. Las fuentes y los lavaderos no solo son elementos muy fotogénicos, también han sido siempre puntos de encuentro entre vecinos, escenarios seguros para encontrar animación callejera. La mayoría de las localidades del Bajo Aragón cuentan con fuentes en uso en las plazas y calles más céntricas. Las hay en Aguaviva, La Ginebrosa, Mas de las Matas, Los Olmos o las Parras de Castellote. Las más destacadas, por monumentales, la Fuente de los 72 caños de Alcañiz, la Fuente de los tres chorros de Alcorisa y la Fuente Nueva de Valdealgorfa.
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Espacios museísticos. Todos los municipios de la Comarca del Bajo Aragón cuentan con espacios expositivos de carácter general o, principalmente, de temáticas muy determinadas. Centros de interpretación sobre la guerrilla en La Cerollera, el urbanismo medieval en La Ginebrosa o los botánicos Loscos y Sastrón en Castelserás. Espacios que muestran cómo se fabricaba la harina en Mas de las Matas o el aceite en Cañada de Verich y Jaganta. O recreaciones que se hacen eco de acontecimientos del pasado como el museo de Miguel Pellicer de Calanda o el Refugio Antiaéreo de Alcañiz. Son unos pocos ejemplos de muchos y variados temas en distintos espacios muy vistosos, tanto por haber sido objeto de cuidada restauración como por haberse procurado una completa musealización, que ofrecen muy buenas posibilidades para conseguir las imágenes soñadas.