Bienvenidos a Alcañiz, capital del Bajo Aragón. Situada en el meandro que traza el río Guadalope para “abrazar” al cerro de Pui-Pinos. Su topónimo, de origen árabe, alude al cañizo o la caña, presente en su escudo. A su nombre acompañan los títulos de “ciudad”, “leal”, “muy leal” y “heroica” por la valentía de Alcañiz en diferentes contiendas.
Son numerosas las huellas que del pasado de Alcañiz todavía se conservan y nos hablan de su historia y pobladores. Testimonio de los primeros asentamientos son las pinturas rupestres de Val del Charco del Agua Amarga, declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Asimismo se han localizado los poblados íberos de El Palao, el Taratrato y la necrópolis de El Cascarujo, todos ellos pertenecientes a la “Ruta de los Íberos”, cuya exposición permanente se sitúa en el Molino Mayor de Alcañiz, a falta de concluir el futuro Centro de Visitantes.
El origen de la villa que hoy conocemos se remonta a la Edad Media. Tras la reconquista del territorio por los reyes cristianos, Ramón Berenguer IV otorga carta puebla en 1157 a Alcañiz. En 1179 Alfonso II donó a la Orden de Calatrava un amplio territorio de la región.
Los ejemplos que nos trasladan a este período son el castillo calatravo, situado en el cerro que presidía la villa, la gran torre-campanario de la iglesia de Santa María la Mayor (s. XIV.XV) o la majestuosa lonja del siglo XV. Asimismo, todavía se conserva el conjunto formado por los pasadizos subterráneos medievales, la bodega y la nevería, incluida en la ruta de las Bóvedas del Frío, visitables desde la oficina de turismo, así como el Molino Mayor .
En el Renacimiento, surge en Alcañiz un importante círculo de humanistas. Se construyen la espléndida casa consistorial, en ángulo con la lonja gótica en la plaza Mayor, o la iglesia de Santo Domingo, hoy reconvertida en el espacio DE HISTORIA ATRIVM. También se levantan numerosos palacios como la Casa Maynar, sede de la comarca, o la Casa Ardid, que alberga en la actualidad la biblioteca y el archivo.
El estilo barroco irrumpe en Alcañiz, dejando su huella visible en numerosos ejemplos de arquitectura religiosa. Entre ellos sobresalen la iglesia de Santa María la Mayor o la ermita de la Virgen de Pueyos. Además de las iglesias del Carmen, San Francisco o Escolapios. Bajo esta corriente se construye, en la parte sur del castillo, el Palacio de Comendadores, hoy Parador de Turismo.
Con el siglo XVIII se inicia un extenso período de industrialización. Surgen molinos, hornos, fábricas… y urbanísticamente la ciudad se satura. El periodo de la Restauración y el paso al siglo XX nos dejan muestras del florecimiento de estos años: las bellas casas modernistas del Paseo Andrade y la casa Taboada, el teatro, el mercado o la popular fuente de los 72 caños del parque de la Glorieta . A su vez, el ferrocarril llega a Alcañiz, lo que supone la expansión industrial al otro lado del río.
El siglo XX ve crecer la ciudad, interrumpida únicamente por la guerra civil, desarrollo que culmina en los años 50, con el surgimiento de los pueblos de colonización de Valmuel y Puigmoreno. Hoy, Alcañiz es una ciudad viva, en la que el esplendor de su recuperado casco histórico, convive en perfecta armonía con la ciudad moderna, creada a su alrededor.
Perteneciente a la Ruta del Tambor y el Bombo, la Semana Santa de Alcañiz es una parada ineludible, al igual que su mercado medieval o “El vencimiento del dragón”, que se lleva a cabo el 23 de abril, festividad de San Jorge, patrón de Aragón.
ENLACES RECOMENDADOS
Más información sobre el Patrimonio de Alcañiz
Catálogo Artístico y Monumental. CAMCBA
Catálogo Paisajístico y Medioambiental. CAMCBA
Catálogo Histórico y Biográfico. CAMCBA
20 pueblos 20 citas San Jorge y Mercado Medieval.