Nos situamos en una de las escasas colinas que sobresalen en este entorno. El amplio y extenso llano proveniente del valle del Ebro, con suaves lomas y espacios abiertos, comienza a transformarse aquí, precisamente en el entorno del rio Guadalope. Desde este privilegiado balcón del paisaje, podemos contemplar como la orografía del terreno comienza a asemejarse más a un somontano que irá ganando en altura en dirección este, al encuentro de los Puertos de Beceite y de la sierra de La Ginebrosa cuyas estribaciones podemos apreciar como telón de fondo. A nuestros pies y proveniente de las serranías del Maestrazgo, discurre el rio Guadalope que circunda parte de las tierras más bajas de la colina en donde se asentaba la primitiva población de Alcañiz, antes de continuar su recorrido hacia el Ebro. Muy fácil de localizar por su fisonomía, destaca el singular cabezo del Tolocha, atalaya natural situada en pleno corazón de la comarca del Bajo Aragón. Y a nuestra derecha destaca El Plano, amplia llanura hoy transformada en regadío, que se extiende en dirección hacia las poblaciones de Calanda, Alcorisa y Andorra. Dentro de este espacio se encuentran las Saladas, espacio natural único y singular de carácter estepario.
Desde aquí localizamos la presencia de diversas colinas aisladas como la que nos encontramos: el Cabezo de San Pascual, el Cabezo de Cuervo y la loma del Campamento (donde se sitúa una antigua torre de comunicación de época carlista) todos ellos cubiertos por un pinar joven originario de las repoblaciones forestales realizadas a mediados de los años sesenta. La presencia de antiguos asentamientos prerromanos en El Palao y en Alcañiz el Viejo confirman la importancia de las colinas o cabezos en Alcañiz.
Autoría Textos Fernando Zorrilla Alcaine Catálogo Paisajístico y Medioambiental Fundación Quílez Llisterri.